19 ene 2013

La perversidad de los préstamos en divisa

En estos tiempos de crisis se habla mucho de preferentes, de acciones, de opciones, de swaps, de productos de alto riesgo. Te explican cómo mucha gente ha perdido sus ahorros contratándolos y tratan de describirte sin mucho éxito en qué consisten.

Hay uno de estos productos del que se habla poco pero que ha causado estragos en el bolsillo de miles de personas. Se trata del préstamo en divisa, un producto que conozco bastante bien y que, por tanto, puedo tratar de explicar con fervor didáctico.

Supongamos que te conceden un préstamo a 30 años de X yenes, la moneda japonesa. Supongamos también, para simplificar, que pactas devolverlo en un único recibo al cabo de esos 30 años. Es raro, pero a efectos prácticos es lo mismo y se simplifica la explicación. Total, que te dan X yenes y al cabo de 30 años los devuelves junto a los intereses, tacatá.

¿Por qué contratas un préstamo así? Porque el banco te explica que el tipo de interés del yen es más bajo que el del euro, que así viene siendo desde hace tiempo y que no hay razón para pensar que esto vaya a cambiar. ¿En vez de pedir euros pides yenes y pagas menos? Tiene gancho el producto, ¿cierto? Pues no te lo piensas.

Ahora bien, el que te vende el piso o lo que sea no quiere saber nada de yenes, claro. Te pide que le pagues en euros. Pues ningún problema. El banco, en vez de abonarte los X yenes en tu cuenta, te abona su equivalente en euros al cambio vigente en ese momento. Dicho de otro modo, te compra los yenes que te acaba de prestar.

Pasan 30 años y llega el momento de devolver esos X yenes más los intereses. Sin embargo, tu empresa todos estos años te ha estado pagando la nómina en euros, así que en tu cuenta sólo tienes euros. Ningún problema. El banco te carga el equivalente en euros de todos esos yenes aplicando el cambio vigente 30 años después. En otras palabras, te vende los yenes que le tienes que devolver.

Si me he explicado bien, ya irás intuyendo por dónde te vendrán los problemas. Veamos.

Primer posible problema: En todo este tiempo el precio del yen no ha fluctuado. Entonces el banco te aplica en el vencimiento (cargo) un cambio peor que el que te aplicó en la apertura (abono). ¿Por qué? Porque el banco siempre aplica un cambio más beneficioso para él cuando te compra yenes que cuando te los vende. Total, que se da la paradoja de que, sin siquiera contar los intereses, debes más euros de los que te dieron. Pierdes dinero.

Segundo posible problema: El yen se ha devaluado. Los X yenes ahora (cargo) equivalen a más euros que en la apertura (abono). Es mucho peor que en el anterior caso. Pierdes dinero.

Tercer posible problema: El tipo de interés ha ido aumentando. Lo que en un principio era ventajoso, quizás ahora es ruinoso. Pagas más intereses de los que te pensabas. Además, esos intereses tendrás que pagarlos en euros porque, no lo olvides, en tu cuenta no tienes yenes. Ahí de nuevo tienes el cambio jugando.

Vistos los tres problemas, ¿cuándo resulta ventajoso para ti semejante préstamo respecto al préstamo en euros de toda la vida? Sencillo. Sólo te interesa si el precio del yen sube y, por el contrario, el tipo de interés se mantiene o incluso desciende. Pero no sabes predecir el futuro, ¿verdad? Y tampoco lo sabe predecir tu banco, ¿verdad?

Pero al banco poca falta le hace predecir el futuro. ¿Qué le pasa al banco? ¿Ha corrido riesgo el banco? Cuando a ti te presta los X yenes, se va al mercado y contrata un préstamo de X yenes a un tipo de interés inferior al que a ti te concede. Cuando le compras yenes, él va al mercado a vendérselos, obviamente a un precio más favorable. Cuando luego te los vende es porque se los acaba de comprar a un precio de nuevo más favorable. Total, que nunca pierde. De hecho, siempre gana. Negocio redondo.

Veamos un caso real (ver fuente aquí). El empresario José de Azevedo contrató uno de estos préstamos el 2006 por un equivalente en yenes de 360.000 euros (abono). Sólo entre julio del 2008 y enero del 2012 el yen se devaluó el 43,27%. ¿Qué tal ha ido con el tipo de interés? Es irrelevante. Ahora, tras haber ido pagando los recibos, los yenes que todavía tiene que devolver han decrecido, claro, pero equivalen a la friolera 480.000 euros. La cuota de capital, por su parte, ha pasado de los 3.000 a los cerca de 6.000 euros cada tres meses. El préstamo no para de crecer y crecer y crecer.
 
Con lo que te acabo de explicar, ¿tu lo contratarías? ¿Crees que se lo explicó el banco a este pobre hombre? ¿Crees que era imbécil?

Tela marinera.

2 comentarios:

Alex dijo...

Intenta escribir mejor, me da pena leer tus articulos!

Enric dijo...

Gracias Alex por hacer el esfuerzo de leer mis entradas pese a provocarte esa pena. En mi página son bienvenidos todos, incluso los masoquistas.

Preferiría que tus comentarios contuvieran alguna explicación, puesto que tan escuetos no me aportan nada. En ese sentido, si escribes en alguna parte, te agradecería que me pasaras el enlace para usar tu producción literaria como referencia.

Por cierto, las exclamaciones requieren el signo de admiración de inicio. La palabra "artículos" lleva acento por ser esdrújula. Seguro que son olvidos.