20 ene 2013

Catálogo de fauna turística III - El turista integrado

El turista integrado dice querer viajar en solitario, huyendo de agencias y grupos organizados. Gracias a ello cree moverse en libertad por el país, siente que se mezcla entre la población para captar algo auténtico, real, cotidiano. Pero es una falacia. Por muy a su aire que vaya, el solo hecho de desplazarse por carreteras ya le hace ver un país muy diferente al que conocería si se adentrara unos pocos kilómetros. Además, querrá vivir como ellos, pero jamás comerá lo que ellos, si es que tienen qué comer, ni jamás dormirá donde ellos, si es que tienen dónde dormir. Igualmente, es un extraño y su presencia alterará la conducta en muchos. ¿Acaso, si estuvieras tomando un café en una terraza y en la mesa de al lado tuvieras a un señor vestido de astronauta observándote, te comportarías con normalidad? Pues ellos igual.

El problema de este perfil es que al irrumpir en estos lares con un pequeño mundo occidental a cuestas (indumentaria, gafas, cámaras, móvil, reloj, etc.), creará unos nuevos referentes susceptibles de, a base de repetición (recuerda que varios tendrán la misma idea), terminar generando en los autóctonos insatisfacción por no tener algo que antes no sabían ni que existía. Este efecto de creación de referentes, lo que algunos lo llaman “darles la oportunidad de un mundo mejor”, es un mal de casi todos los tipos de turista y refuerza el efecto de la televisión y la publicidad.

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