12 ene 2013

Catálogo de fauna turística I – Los desmanes del viajero


Un principio fundamental de la física cuántica es que para observar algo tienes que interactuar con ello, lo cual pasa inevitablemente por modificar su estado. Pues bien, este principio es trasladable al viajero. En efecto, jamás vamos a observar algo tal cual es, puesto que nuestra simple presencia ya lo alterará.

Esto que formalmente puede sonar original y sugerente, en la práctica es un desastre. Poco importa en lugares como NYC, ejemplo donde el turismo está absolutamente integrado, como algo más dentro de su carácter cosmopolita. En general, así ocurre en lo que llamamos el mundo occidental o en las grandes metrópolis. Pero cuando uno se empecina en visitar culturas exóticas, grupos étnicos, sociedades subdesarrolladas según nuestros parámetros, lugares con costumbres muy distintas a las nuestras, entonces ya vienen los destrozos. Los nativos descubren el dinero, adoptan el negocio de la artesanía, los llamados donativos les enseñan la profesión de mendigo, abandonan sus actividades habituales, descubren males como el alcoholismo, adquieren nuevos referentes, se occidentalizan. Tras algunas generaciones, su cultura, si no ha desaparecido, se ha convertido en un espectáculo sin sentido y adaptado a las exigencias de un turista convertido en espectador.

¿Es esto malo? Pues habría que preguntárselo a ellos, a los llamados nativos. Nadie les puede cuestionar el derecho a llevar sus vidas como estimen oportuno. Sin embargo, es innegable que la destrucción de la diversidad cultural del planeta nos lleva a una realidad carente de contrastes, un mundo uniforme y aburrido, esa sopa oscura que de niños obteníamos en las clases de manualidades cuando, con curiosidad, mezclábamos todos los colores. Al ministro Wert le gustaría; a muchos otros, no.

La expansión de este conflicto nos invita a tratar el fenómeno viajero con cierto detenimiento. En una serie de breves capítulos desmenuzaremos el turista en los diversos perfiles con los que nos podemos encontrar en base a cómo influye cada uno en el medio. Conviene aclarar que con esto no pretendemos afirmar que un turista en sí sea perjudicial. El problema aparece cuando llegas a tu destino y te percatas de que otros han tenido exactamente la misma idea que tú. Y eso suele pasar. Y entonces vienen los problemas.

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