3 feb 2013

Quieto todo el mundo


Ante el estupor generalizado, conviene un ejercicio de empatía para comprender el escándalo de los sobres entre altos cargos del PP. La gente se desconcierta ante diversas cuestiones que en el fondo tienen fácil respuesta si pensamos como ellos.

¿Cómo una contabilidad puede llevarse en una libretita de miquelrius?

Por una parte, no estamos hablando de estructuras empresariales de gran complejidad. En un partido político, en esencia, las entradas son donaciones y cuotas de afiliados mientras las salidas se componen de nóminas, dietas, pagos a "proveedores" y recibos de alquiler, mantenimiento, luz, agua, teléfono, etc. Por otra parte, tampoco estamos ante una gestión llevada por eminencias de la economía ni falta que hacen. El señor Bárcenas, sin ir más lejos, nació en 1954 y estudió empresariales en la universidad de Comillas. En esos tiempos no había ordenadores, ni siquiera los Spectrum. En general se trata de personas no muy cualificadas y que tampoco tienen la necesidad de reciclarse en un mercado cada vez más exigente. Sus puestos se consiguen a dedo, por amistad, por lealtad al partido, por pertenecer a cierta familia. Así las cosas, no han trasladado su labor a los ordenadores porque no existe motivación para cambiarse a ellos. Les basta el método que aprendieron y que siempre les ha servido. Se sienten más seguros así.

¿Qué necesidad hay de cobrar dinero sin declarar?

En efecto, es fácil subirse el sueldo en cualquier consejo del partido y andando. Pero ni se les pasó por la cabeza. ¿Para qué? Te ingresan dinero en la cuenta y te dicen que es normal, y consideras que es normal, y te lo dicen los mismos que luego te harán la declaración de hacienda. Como además te sientes intocable, tampoco sientes la necesidad de cuestionarte nada. La infanta Cristina puede entenderlo muy bien. No hablamos de alguien que ve cosas raras en su entorno, ni que mira a derecha y a izquierda antes de meterse el sobre en la americana, ni que ese día coge un taxi para llegar a casa más seguro. Es su mundo.

En mi entorno laboral, sin ir más lejos, hay muchos compañeros que no tienen ni idea de lo que es la hoja de salario, ni qué son todos esos conceptos que allí aparecen, y mucho menos se preguntan si eso es correcto o no, si lo retenido va a hacienda o va a la CIA. Sólo miran que el numerito del final coincida con el movimiento en la cuenta. Se fían. Pues en un partido, parecido. La diferencia es que el empleado lo es por cuenta ajena y corresponde al empresario el que todo esté en orden, pero en un partido político todos son el empresario. Esto es algo de lo que sus miembros no son conscientes. Así pues, están seguros de que la culpa es del otro, del que hacía trapicheos, del que traicionó la confianza. Por eso salen todos ellos por la tele y hablan con tanta firmeza. Están sinceramente convencidos de su inocencia. Al menos algunos.

¿Quién ha filtrado esta información?

La respuesta es obvia: alguien que espera beneficiarse con ello. Pero, ¿quién y para qué? Dando por sentado que, en efecto, los documentos son auténticos, no parece entonces probable que la fuente sea el PSOE, pese a ser el partido aspirante a la sucesión. Lo más probable es que la fuente se encuentre en el entorno de Bárcenas o del propio partido. Si se tratara de lo primero, estaríamos hablando de una venganza ante la negativa a ayudas en la causa judicial. Sin embargo, es un poco absurdo vengarse sacando a la luz justo aquello que le incrimina. Entonces, nos queda el PP. ¿Para qué? No lo sé, podría ser meramente por dinero o por viejas rencillas, pero puedo aventurar otra hipótesis.

El PP lo conforma gente de derechas, y algunos son muy de derechas, herederos del franquismo más casposo. Agitación social, pérdida de valores, islamización, secesionismo, consideran que España va hacia el precipicio y que necesita mano dura. No obstante, saben que Occidente no tolerará nunca más una dictadura en el sentido clásico. Así pues, se impone una dictadura moderna. Ante un PSOE desacreditado, un PP descabezado y falta de alternativas, ¿qué mejor que disfrazar la dictadura con un gobierno a la Monti? Eso gozaría del beneplácito de todos. La UE apremiaría a ello ante la perspectiva de unas elecciones de resultado incierto. ¿Y quién sería el Monti? Pues alguien muy a la derecha del PP, preferiblemente apartado pero de reconocido prestigio. Pensemos en nombres.

Espero equivocarme, pero es posible que estemos asistiendo a una nueva modalidad de golpe de estado.

2 comentarios:

Xavier Coll dijo...

Me parece una tesis plausible. No descartaría la opción Psoe, pero la extrema derecha está amenazando desde hace tiempo: Intereconomía, Losantos,El Mundo, La Razón, etc.

Enric dijo...

Algo sabrán todos, será la comidilla en los pasillos, pero al PSOE lo considero improbable por una cuestión de accesibilidad. Por supuesto que tendrán sus contactos y alguna relación podrían tener. Sólo hablo de probabilidades.