Ante el estupor generalizado,
conviene un ejercicio de empatía para comprender el escándalo de los sobres
entre altos cargos del PP. La gente se desconcierta ante diversas cuestiones
que en el fondo tienen fácil respuesta si pensamos como ellos.
¿Cómo una contabilidad puede llevarse en una libretita de miquelrius?
Por una parte, no estamos
hablando de estructuras empresariales de gran complejidad. En un partido
político, en esencia, las entradas son donaciones y cuotas de afiliados
mientras las salidas se componen de nóminas, dietas, pagos a "proveedores" y recibos de
alquiler, mantenimiento, luz, agua, teléfono, etc. Por otra parte, tampoco estamos ante una gestión llevada
por eminencias de la economía ni falta que hacen. El señor Bárcenas, sin ir más
lejos, nació en 1954 y estudió empresariales en la universidad de
Comillas. En esos tiempos no había ordenadores, ni siquiera los Spectrum. En
general se trata de personas no muy cualificadas y que tampoco tienen la necesidad
de reciclarse en un mercado cada vez más exigente. Sus puestos se consiguen a
dedo, por amistad, por lealtad al partido, por pertenecer a cierta familia. Así
las cosas, no han trasladado su labor a los ordenadores porque no existe
motivación para cambiarse a ellos. Les basta el método que aprendieron y que
siempre les ha servido. Se sienten más seguros así.
¿Qué necesidad hay de cobrar dinero sin declarar?
En efecto, es fácil subirse el
sueldo en cualquier consejo del partido y andando. Pero ni se les pasó por la
cabeza. ¿Para qué? Te ingresan dinero en la cuenta y te dicen que es normal, y
consideras que es normal, y te lo dicen los mismos que luego te harán la
declaración de hacienda. Como además te sientes intocable, tampoco sientes la
necesidad de cuestionarte nada. La infanta Cristina puede entenderlo muy bien. No hablamos de alguien que ve cosas raras en su entorno, ni que
mira a derecha y a izquierda antes de meterse el sobre en la americana, ni que
ese día coge un taxi para llegar a casa más seguro. Es su mundo.
En mi entorno laboral, sin ir más lejos, hay muchos compañeros
que no tienen ni idea de lo que es la hoja de salario, ni qué son todos esos
conceptos que allí aparecen, y mucho menos se preguntan si eso es correcto o
no, si lo retenido va a hacienda o va a la CIA. Sólo miran que el numerito del
final coincida con el movimiento en la cuenta. Se fían. Pues en un partido, parecido.
La diferencia es que el empleado lo es por cuenta ajena y corresponde al
empresario el que todo esté en orden, pero en un partido político todos son el
empresario. Esto es algo de lo que sus miembros no son conscientes. Así pues,
están seguros de que la culpa es del otro, del que hacía trapicheos, del que
traicionó la confianza. Por eso salen todos ellos por la tele y hablan con tanta
firmeza. Están sinceramente convencidos de su inocencia. Al menos algunos.
¿Quién ha filtrado esta información?
La respuesta es obvia: alguien
que espera beneficiarse con ello. Pero, ¿quién y para qué? Dando por sentado
que, en efecto, los documentos son auténticos, no parece entonces probable que
la fuente sea el PSOE, pese a ser el partido aspirante a la sucesión. Lo más
probable es que la fuente se encuentre en el entorno de Bárcenas o del propio
partido. Si se tratara de lo primero, estaríamos hablando de una venganza ante
la negativa a ayudas en la causa judicial. Sin embargo, es un poco absurdo
vengarse sacando a la luz justo aquello que le incrimina. Entonces, nos queda
el PP. ¿Para qué? No lo sé, podría ser meramente por dinero o por viejas
rencillas, pero puedo aventurar otra hipótesis.
El PP lo conforma gente de
derechas, y algunos son muy de derechas, herederos del franquismo más casposo. Agitación
social, pérdida de valores, islamización, secesionismo, consideran que España
va hacia el precipicio y que necesita mano dura. No obstante, saben que
Occidente no tolerará nunca más una dictadura en el sentido clásico. Así pues,
se impone una dictadura moderna. Ante un PSOE desacreditado, un PP descabezado
y falta de alternativas, ¿qué mejor que disfrazar la dictadura con un gobierno
a la Monti? Eso gozaría del beneplácito de todos. La UE apremiaría a ello ante
la perspectiva de unas elecciones de resultado incierto. ¿Y quién sería el
Monti? Pues alguien muy a la derecha del PP, preferiblemente apartado pero de
reconocido prestigio. Pensemos en nombres.
Espero equivocarme, pero es
posible que estemos asistiendo a una nueva modalidad de golpe de estado.
2 comentarios:
Me parece una tesis plausible. No descartaría la opción Psoe, pero la extrema derecha está amenazando desde hace tiempo: Intereconomía, Losantos,El Mundo, La Razón, etc.
Algo sabrán todos, será la comidilla en los pasillos, pero al PSOE lo considero improbable por una cuestión de accesibilidad. Por supuesto que tendrán sus contactos y alguna relación podrían tener. Sólo hablo de probabilidades.
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